Elaborado a partir de la destilación de vinos blancos jóvenes y afrutados y sometido a un envejecimiento por el sistema de Solera y Criaderas durante un mínimo de 15 años en botas de roble americano.
Color caoba vieja, con notas olfativas a vainilla y roble. Suave paladar aterciopelado, con un largo final que evoca el dulzor propio del vino Pedro Ximénez que lo antecedió en bota.